Me quedo con dos poemas del recital, uno de Revortosa, y otro de Azarias (que tuvo la gentileza de acordarse de nosotros y dedicárnoslo):
Dos Puñales
La luz del alminar que alumbra el puente
oscila cuando pasas a su vera,
y tiembla de los arcos la madera
cuando vas con el cántaro a la fuente.
El aire tiene un tono diferente,
se torna el crudo invierno primavera,
y vuela la melena en torrentera
sobre el lienzo de bronce de tu frente.
Relucen al mirar, tras los cristales,
debajo de los puentes de las cejas,
dos soles de coral; y dos puñales
-cruzando los cristales y las rejas,
los puentes, el balcón y los rosales-,
me traspasan la piel cuando te alejas.
Azarías
o0o Por donde empiezas o0o
Ya puede ser el día luminoso
o gris, pero amanece cada día,
y ni la plenitud del mediodía
le da luz a mi rostro; es angustioso.
Mi día es viejo, es triste, es andrajoso;
mi cuerpo es un desmayo; te diría,
que sólo encierra mi melancolía
hasta que empiezas, hombre, deseoso.
Por donde empiezas, donde te terminas,
todo mi cuerpo invades, contaminas
cada trozo de mi, cada hondonada.
Donde terminas, y por donde empiezas,
vas haciendo algodón mis asperezas
y me consume, amor, tu llamarada.
Revortosa