12 poemas para 12 meses

Esperamos que 2012 sea una vez más un año de poesía, y por ello Club de poetas pone a la venta su calendario, no sin felicitar el año a todo aquél que se deje caer por el club y al que no. Haceos con el vuestro en nuestro contacto de ventas donde aclararán todas vuestras dudas.

viernes, 25 de junio de 2010

NOCHE DE TORMENTA DE VERSOS DEL 26 DE JUNIO



La noche del 25 de junio, después de la mágica del 24, tuvimos nuestra noche de tormenta de versos, y las palabras elegidas fueron: fanal ínfimo pálido soledad divisan inicio caserío incierto misterio y amaranto.

A continuación os mostramos lo que la noche dió de sí:



Es el misterio oculto en tu mirada
atrayente fanal que me seduce,
incierto caserío de amaranto
bordado en el inicio por un sueño.

Destiñe soledad y sin embargo
el pálido fulgor del verde jade
cabalga sobre el ínfimo despojo
de un cadáver tendido boca arriba.

La velan tus petañas un instante
volviendo a resurgir soberbia y fría
y al fondo se divisan en las sombras
las garras de un volcán en cuarentena.

lágrima_azul



Desde el espacio ínfimo
de estos días sin relojes
donde se juntan las nadas,
siento mi soledad en un fanal guardada.
Se divisan, en el túnel del tiempo,
el pálido color del misterio,
las noches de martirio sin consuelo.
El dulce sabor del amaranto
me recuerda mi niñez en el caserío
donde todo eran sueños, mimetizados
con el incierto color de tus ojos …
en los días lluviosos del invierno.

Armonia



DELIRIUM

De inicio, ni me corto ni me arrugo,
ni vértigo le tengo al precipicio,
ni temo en soledad perder el juicio
de pánico ante el hacha del verdugo.

Sin miedo ante la soga de la horca,
tallé en un caserío sobre un yugo
al pie de un madrigal de Victor Hugo,
los versos que plagié a García Lorca.

Los ojos del fanal de un monasterio
divisan cada noche con suplicio
el llanto de una Virgen de silicio
prendada de un ciprés del cementerio.

Ni es ínfimo, ni enorme, ni es un canto,
ni es cierto, ni es misterio, ni es incierto,
soñando con tus versos me despierto,
llorando todos días me levanto.

La brisa de un oasis del desierto
y el polen carmesí de un amaranto
si un día en la batalla caigo muerto
entierra en el umbral del camposanto.

Azarías



TRISTE INICIO

Triste inicio el de aquel día
donde miraba al fanal
que nunca quise observar.

soledad infatigable…
perdurando en el misterio
por quererla soportar.

el trayecto de la vida
pasará lento en el tiempo
por incierto despertar.

triste y dulce caserío,
velarás los amarantos
no hay ganas para luchar.

y en lo ínfimo habitarás
entre los pálidos soles
por carencia en el amar

Menrva



En este caserío donde habitan
mi soledad, tu ausencia
y un silencio cargado de recuerdos,
parece que las cosas tuvieran alma propia;
Ayer dos girasoles holgazanes
quedáronse mirando hacia poniente,
y el Sol malhumorado
se despidió de mí negándome dos besos.
Hacia tanto frío a la mañana
que mi hogar extendió un brazo al cielo
para hacerte un mensaje con el humo.
Han pasado dos nubes discutiendo
por no llevar tus lágrimas;
No vuelan los vencejos de tristeza
y un pálido relámpago pregunta
por qué la soledad
pincela mis recuerdos de amaranto.
Una rosa a la tarde me ha pedido
el calor de tus manos,
y todas las luciérnagas del bosque
bajo un fanal se esconden
para llenar de luz la oscuridad de niebla
que rodea tu buque.
Son tantas las estrellas que divisan
en mis labios tu nombre carmesí,
que tililan inciertas por tu ausencia.
Tan grande es el misterio
y tantas las señales, que he iniciado
la búsqueda de todas tus palabras,
por ínfimas que sean;
Porque te echan de menos ¡Tantas cosas! :
Los vencejos, el Sol, el caserío,
las nubes, las estrellas, una rosa;
girasoles, luciérnagas y bosques,
mis manos, y el recuerdo de tus labios.
He salido a buscarte
porque te echa de menos
mi corazón;
Aunque siempre te busque
contra viento y marea,
aunque nunca te encuentre
pero siempre te quiera.

Miguel Ángel W. Mawey



"Si, por casualidad,
la Luna se asomase,
contadle que esta noche
no dormiré en su cama,
pues sólo hay soledad."

¡Levántate del sueño, vieja losa!
levántate, pues hace tiempo ya,
mis ojos no divisan Luna hermosa
y esta condena hoy mismo acabará.

Permíteme alejar el cementerio
con cada nuevo paso, incierto, errante...
y desvelar así cuál fue el misterio
de mi pasión y muerte en un instante.

Deja que vuelva y entre al caserío
donde el pálido esparto, hoy se ahoga
arrepentido y sólo en lo sombrío
de la culpa por ser, antaño, soga.
Necesito llegar, soltar el nudo
y exculparle, librarle del dolor.
Pues ya desde el inicio, nunca pudo
comprender que ejercía su labor.

Ya no soporto más que se atormente
por vestirme cual ínfimo difunto,
de tierra, lluvia, lágrima y simiente.
Preciso terminar con este asunto.

"Y cuando fue fanal
el brillo de guadaña,
hortiga y cardo fueron
al hambre mi amaranto
y flor a mi final."

Bunbu



UN CUENTO

Fue una noche de luna plateada,
el inicio de este cuento,
Yo caminaba en soledad,
sumida en mis recuerdos.
Como un manto
de oscuridad y misterio
la noche iba cayendo.
A lo lejos, un caserío,
de esos que se divisan
en las películas de miedo,
dónde habitan fantasmas,
o quién sabe qué terror incierto.
En su ventana, el brillo
ínfimo y pálido de un fanal,
iluminó el sendero.
Pasé de largo ante la puerta,
temiendo que se abriese
¡Ah, no sé que temía.!
¡Cada vez que me acuerdo!
Cada vez
que evoco aquella noche extraña
que me llevó ante aquel lugar
aun tiemblo.
Y miro hacia el jarrón
en donde –seco-
guardo el amaranto carmesí,
que, agonizante, recogí
durante mi paseo.
Él me atestigua
que no fue un sueño.

brissa



ERA UNA TARDE GRIS

Era una tarde gris y desvaída.

Tras el pálido viento
que ululaba en las rejas,
los cristales lloraban
su claridad perdida
y morían las calles diluídas en niebla.

El cielo iluminado de serpientes albinas
con fanal alumbraba
el cantar de las tejas,
y un rumor rancio y roto
salpidado de escarcha,
dormitaba en la hierba
de color esmeralda.

Se moría la tarde entre rayos de luna
y su luz de amaranto se bañaba en el río
-soledad que en el agua
desnudaba su alma
como un campo sin flores
despojado y baldío-

Las veletas bailaban en incierto vaivén
al compás de las gotas inundadas de calma
y bañaban la imagen que envolvía en misterio
la tristeza lejana del glacial caserío.

Hoy mis ojos divisan otra vez la ventana,
y no es tarde la tarde que de gris se vestía.

Tú no estás.
Yo tampoco.

Un final anunciado evitó aquel inicio
que esperaba paciente
nuestros sueños de barro.


Era una tarde gris y desvaída.

Aún recuerdo sombrío el rumor de tus pasos,
y en un ínfimo intento
se me vuelve nostalgia
el sabor que perdí de tus trémulos labios
y el rubor transparente
del calor de tus brazos.

zxz