12 poemas para 12 meses

Esperamos que 2012 sea una vez más un año de poesía, y por ello Club de poetas pone a la venta su calendario, no sin felicitar el año a todo aquél que se deje caer por el club y al que no. Haceos con el vuestro en nuestro contacto de ventas donde aclararán todas vuestras dudas.

miércoles, 29 de junio de 2011

Luis Gómez (samudras) y Fernando (Nospheratu)

Ayer martes 28 nuestro querido amigo y poeta Luis Gómez participó en el canal Poesía en un mano a mano con otro gran poeta, y amigo de nuestro club al que asistió por un tiempo, Fernando.



Debería decir también que algunos del club estuvimos allí para leerles, para apoyarles -¡qué soberbia la nuestra!, si en verdad no lo necesitaban- y para demostrarles nuestro afecto.




Como el recital fue en otro canal, no es cuestión de copiar aquí todo el log -tanto los poemas como los comentarios fueron estupendos-, pero si dejaré aquí una pequeña muestra de algunos de sus poemas, para disfrute de los sociosy amigos del club. Me ha costado elegir. No entiendo gran cosa de poesía y si por mí fuera me habría quedado con todos, pues cada uno tenía su alma, su verso especial, su sentimiento.






De bien nacidos es ser agradecidos, y no se me caen los anillos por agradecer al canal hermano -de donde vinimos muchos socios y al que seguimos yendo- por permitirme "copietear" sus recitales.




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Nunca me dejes amor,
que la noche es seria,
y dos ojos pánico
miran mi carne,
y la soledad se expone
aunque yo quería
sonreír.
No me dejes,
ni ahora que pierdo
por las veces
que no pude,
y tengo la inocencia
descubierta,
y la poesía es un puñal
que apenas puede
defenderme.
¿Qué le debo al miedo?
Soy otro huérfano,
soy uno más,
¿qué le debo al miedo?
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Fernando

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Ahora, cuando entre marzo,
vendrán a mi frente
otros marzos antiguos,
cuando aún la lluvia
tocaba mi cuerpo.
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Marzos de lluvias.
He abierto la ventana
con la esperanza que el final
de un camino me mostrara el mar
-lo dejé olvidado en la aldea-
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Otros marzos sin temblores
ni acusados olvidos.
¿Dónde puse las olas
y los árboles de flacas ramas?
Me llora el alma por los pinos.
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¿Dónde las conversaciones
que siempre llevaban al día anterior?
-regresábamos con riqueza en las manos-
Decir, por ejemplo, que las cosas caen
porque la tierra es redonda.
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Marzos de lluvias, sí.
Yo acostaba la palabra
al frío de las ocho,
a veces como un mediodía
dejado de todo.
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He abierto la ventana
y no hay luna,
pero yo quiero subir a la luna
que no está y sentarme
con los pies colgando.
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Allí, sentado y sereno,
arrojarle miradas al mar
¿seguirán las gaviotas
con el inútil empeño de dejar
huellas en la playa?
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Nada me muestran estos muros.
Otros marzos de temblores nuevos,
un cuerpo que me hace recordar
mi cuerpo de otros marzos,
cuando la lluvia lo tocaba.
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..L. Gómez..

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La memoria es tan cierta,
a su antojo la realidad
cae dentro desde nada,
boga la sangre inquisidora,
pregunta en esquinas
por el culpable,
todo señala al corazón.
Inquieto, inocente,
¡no ha dejado de latir!,
“¿los labios y los labios?
¿por qué no besan?”
-se defiende-
“Esa boca que besaba,
hace tiempo se marchó.
Mandas sangre enamorada,
y ya no tiene razón”.
-responden-
“Es cierto, sé que es tarde,
la guerra está perdida
y resisto sólo yo,
pero son los recuerdos
que vuelven, preguntan,
tiempo les pido, tiempo,
ella estaba y ahora no,
mas llevo herida abierta
y viviremos, creedme,
antes y después del amor".
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Fernando


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Mi corazón está hambriento
y nada tiene que ver con el oficio
que ocupa sus lugares,
terraza o cerezo. Lágrima.
Le hablo y me escucha
a media sombra
como si todo acabara
sin haberlo empezado;
no probé sus migas. Aún.
Mi corazón quiere volar
por los trazos de la hierba
con alguien a quien decir
contigo. Tú. O tú
como una noche que no vuelve.
Tu luz en la mirada clara.
La imagen del amparo. Tú.
Mi corazón repasa la lista
que salta entre sus tablas,
cuerpos ofrecidos,
no amor que se ofrece.
Late en el arroyo
que la montaña oculta
y se hace llanto
en su débil rumor.
Ahí yace su hambre,
sus desiertos y lagares,
sus porcelanas,
el silencio que no quiere
hacerse voz.
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..L. Gómez..


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Yo no soy poeta.
Es una necesidad
distinta a la palabra.
Prefiero la sencillez
y vehemencia
del que quiere
sin saberse querido.
A mí, me gusta
la distancia de vivir
en los anónimos,
caminar junto al río
sin deudas con el ego
(las metáforas
se relajan y se cogen
con los dedos).
Pensar que escribo,
sin el ruido inquisitorio
de la literatura,
-justicia de voces
incomparables-
pero sí con el oído
finísimo de la ilusión,
donde a veces,
es la vida y escucho.
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Fernando

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Cuando me besas me entregas
las llaves vegetales de la tierra,
rompes el silencio, las horas,
juegan las lenguas como navíos.
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Me enciendes el cielo de la boca,
farolillos iluminando la esperanza
que tras la manzana de los labios
pueda verte más desnuda aún.
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No cierro los ojos. No quiero perder
los compases. Tú te anuncias
como un aroma de blanca orilla.
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Entonces suelto las manos fieras,
desgrano todos los besos, azules,
y me hago dueño de tu vientre.
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..L. Gómez..

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Volvía entre mis cosas,
la agenda indeclinable
que todos tenemos,
se ordenaba con esa
parte del pensamiento
que no guía hasta casa.
Alrededor, la tarde
no precisaba esfuerzo
para organizar sus matices.
Todo es hermoso
si la luz, como entonces,
baja por las cuencas
de la ciudad derramándose.
Me detuve a tres calles.
Hay un parque
que salpica los coches
con la risas nuevas
de los niños.
Uno ha estado a punto
de caerse del tobogán,
su párvula personita
es sostenida por otra.
Las manos de las madres
son así,
siempre entre nosotros
y los dientes del mundo.
Recuerdo las manos
de mi madre.
Y de algún lugar bellísimo
de la memoria,
llegan volando como antes.
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Fernando

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Si abriendo ahora la ventana
estuviera el mar regresado,
y cuando digo mar
me refiero a ese inmenso
depósito de la tierra,
ese llanto abundante,
y vestido de noche
lubricara la ausencia
para mitigar así
este dolor tan generoso;
si extendiera sus brazos
tocando mi hombro
y a media voz me dijera
_vamos, Luis, llegó la hora_
lo miraría, yo, desnudo en azul,
diciéndole
_estas lágrimas
caen por tu tardanza,
toma pues mi cuerpo,
pon candados en las olas,
y no me dejes volver
nunca más_
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..L. Gómez..

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Estás,lo sé.
En el arrullo de la noche
que tiñe de oscuro los cristales,
y el sueño cae como una niebla,
y los párpados caen ya negros,
sin luz, cansados.
En ese momento llega
apurada,hendida
por el frágil rumor
de la realidad que duerme,
una brisa audaz de jazmín.
Y tú estás.
¿Pero cuál es tu rostro?
¿Dónde dejas el silencio
de tu sueño al despertar?
¿Dónde vuelves? dime,
ya sin mundo,sin mí,
sin este nosotros
irreal que nos mantiene
vivos,menos vivos,
casi muertos
de esta distancia
infranqueable
hoy,mañana,siempre.
No es posible encontrarte
desde nada.
No basta el amor sólo
que te espera desde mi alma,
desde el fondo del alma mía.
No te traerán los propósitos.
Eres como el verso más bello
que se resiste a ser escrito,
como el corazón condenado
a sangrar siempre.
Pero estás,lo sé.
Y creo en el segundo exacto
de tu boca y la mía,
besándose ya con piel,
con carne,con todo.
Mañana,por qué no mañana,
cuando el sol y la luna
hagan del alba un acto íntimo,
al despertar quédate cerca,
y si no me ves,
si no recuerdas mis rasgos
que rielan todavía en el rocío,
desnuda de ojos tu mirada,
y búscame
con tus labios que intuyen.
Tus labios donde siempre
estoy, lo sé.
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Fernando