12 poemas para 12 meses

Esperamos que 2012 sea una vez más un año de poesía, y por ello Club de poetas pone a la venta su calendario, no sin felicitar el año a todo aquél que se deje caer por el club y al que no. Haceos con el vuestro en nuestro contacto de ventas donde aclararán todas vuestras dudas.

jueves, 20 de mayo de 2010

ROSALÍA DE CASTRO


Aunque con un poquito de retraso, ahí va el resumen de la noche temática de Rosalía.

NOTAS BIOGRÁFICAS

Nacimiento.

Rosalía de Castro nació el 24 de febrero de 1837 en una casa situada a la derecha del Camino Nuevo, antigua vía de entrada en Compostela para los viajeros procedentes de Pontevedra. Fue bautizada la niña, pocas horas después de su nacimiento, en la Capilla del Hospital Real, con los nombres de María Rosalía Rita, y como hija de padres desconocidos.

Niñez y mocedad.

Nada en concreto sabemos de la educación de Rosalía, que en la escuela primaria mostró ya aptitudes para verificar; Cultivaba estas dos actividades artísticas, el dibujo y la música.
Era aficionada a la declamación, ya que en 1854 interpretó el papel principal del drama Rosmunda, de Gil y Zárate, en el Liceo de la Juventud; y en el 1860, ya casada, participó en una función dramática a beneficio de los heridos en la campaña de Africa, también en Santiago. En ambas ocasiones alcanzó éxito extraordinario.

Matrimonio.

Rosalía de Castro contrajo matrimonio con Manuel Martínez Murgía el 10 de octubre de 1858,en la iglesia parroquial de San Ildefonso. Al año siguiente Rosalía da luz a su primera hija, Alejandra, a la que han de seguir seis hijos más. El domicilio del matrimonio cambió muchas veces. La vida de Rosalía se desenvuelve entre Madrid y Simancas, donde escribió la mayoría de las composiciones de Follas novas.

Muerte.

Rosalía nunca disfrutó de una buena salud. Ya de joven parecía predestinada a una muerte temprana. Su vida estuvo seriamente amenazada a raíz de su matrimonio. Luchando siempre con la enfermedad a menudo con la penuria, muchas veces con los perjuicios, las incomprensiones y las injusticias de la sociedad que le rodeaba, vivió consagrada a su hogar a sus hijos y a su marido, sin aspirar a ninguna gloria recluida plenamente en la vida privada.
Durante dos años la consumió el cáncer y luego de tres días de agonía falleció (15 de julio de 1885).

LA OBRA

Compuso sus primeros versos a la edad de 12 años. La Rosalía que a los 17 años era figura destacada en la sociedad literaria del "Liceo de la Juventud", se impregnó del ambiente romántico que entonces reinaba en Santiago. Dentro del mismo género, consideramos más interesantes entre sus obras: Ruinas y El Caballero de las Botas Azules.
Ruinas es un cuadro de costumbres, centrado alrededor de tres tipos humanos, tres habitantes de una pequeña villa, ejemplares por sus valores espirituales, que se sobreponen a su decadencia social. El estilo es llano, humor cordial, desengranado y generoso, agudamente satírico, se cierne sobre todo el relato.
Follas novas, es el título de su último libro que contiene su ontología, su metafísica, no hay en ellos la menor intención didáctica, ni ningún propósito filosófico. Rosalía desahoga su corazón en estos poemas que revelan una visión sombría de la existencia humana. Pero su sinceridad, testimonio de vivencias no enturbiadas en su comunicación por ganga de inhibiciones o perjuicios. En este sentido son registros de una visión de la vida de gran autenticidad.
En los Cantares, Rosalía asume la voz del pueblo gallego. Su obra maestra en castellano es, En las orillas del Sar, versos de tono íntimo, de extraña penetración, cargados de nocturna belleza. Otras piezas de literatura rosaliana son poesías sueltas, cuadros breves de costumbres, artículos de revistas y un cuento en gallego.

POEMAS

FOLLAS NOVAS

I
Daquelas que cantan ás pombas i ás frores
todos din que teñen alma de muller;
pois eu que non as canto, Virxe da Paloma,
...¡Ai!, ¿de qué a teréi?

II
Ben sei que non hai nada
novo embaixo do ceo,
que antes outros pensaron
as cousas que hora eu penso.
E ben, ¿para qué escribo?
E ben, porque así semos,
relox que repetimos
eternamente o mesmo.

III
Tal coma as nubes
que leva o vento,
i agora asombran, i agora alegran
os espacios inmensos do ceo,
así as ideas
loucas que eu teño,
as imaxes de múltiples formas
de estranas feituras, de cores incertos,
agora asombran,
agora acraran,
o fondo sin fondo do meu pensamento.

IV
Diredes de estes versos, i é verdade,
que tén estrana insólita armonía,
que neles as ideas brilan pálidas
cal errantes muxicas
que estalan por istantes
que desaparecen xiña,
que se asomellan á parruma incerta
que voltexa no fondo das curtiñas,
i ao susurro monótono dos pinos
da beiramar bravía.
Diréivos tan só que os meus cantares
así sán en confuso da alma miña,
como sai das profundas carballeiras,
ó comenzar do día,
romor que que non se sabe
si é rebuldar das brisas,
si son beixos das frores,
si agrestes, misteriosas armonías
que neste mundo triste
o camiño do ceo buscan perdidas.

V
¡Follas novas!, risa dame
ese nome que levás
cal si a unha moura ben moura
branca lle oíse chamar.
Non Follas novas, ramallo
de silvas e toxos sós,
hirtas coma as miñas penas,
feras, coma a miña dor.
Sin olido nin frescura,
bravas magoás e ferís...
¡Si na gándara brotades,
cómo non serés así!

VI
¿Qué pasa ó redor de min?
¿Qué me pasa que eu non sei?
Teño medo dunha cousa
que vive e que non se ve.
Teño medo á desgracia traidora
que ven, e que nunca se sabe ónde ven.

VII
Algúns din ¡miña terra!
din outros ¡meu cariño!
i este, ¡miñas lembranzas!
i aquel, ¡ou meus amigos!
Todos sospiran, todos,
por algún ben perdido.
Eu só non digo nada,
eu só nunca sospiro,
que o meu corpo de terra
i o meu cansado esprito,
adonde quer que eu vaia
...vai comigo.


FOLLAS NOVAS
(versión en castellano)

I
De aquellas que cantan a las palomas y a las flores
todos dicen que tienen alma de mujer;
pues yo que no las canto, Virgen de la Paloma,
...¡Ay!, ¿de qué la tendré?

II
Bien sé que no hay nada
nuevo debajo del cielo,
que antes otros pensaron
las cosas que ahora yo pienso.
Y bien, ¿para qué escribo?
Y bien, porque así somos,
relojes que repetimos
eternamente lo mismo.

III
Tal como las nubes
que lleva el viento,
y ahora ensombrecen, y ahora alegran
los espacios inmensos del cielo,
así las ideas
locas que yo tengo,
las imágenes de múltiples formas
de extrañas hechuras, de colores inciertos,
ahora ensombrecen,
ahora aclaran,
el fondo sin fondo de mi pensamiento.

IV
Diréis de estos versos, y es verdad,
que tienen extraña insólita armonía,
que en ellos las ideas brillan pálidas
cual chispas errantes
que estallan por instantes
que desparecen en seguida,
que semejan la hojarasca incierta
que se agita al fondo de los huertos,
y al susurro monótono de los pinos
de la orillamar bravía.
Os diré tan sólo que mis cantares
salen así confusos del alma mía,
como sale de los profundos robledales,
al comenzar del día,
rumor que no se sabe
si es retozar de las brisas,
si son besos de las flores,
si agrestes, misteriosas armonías
que en este mundo triste
el camino del cielo buscan perdidas.

V
¡Hojas nuevas!, me da risa
ese nombre que lleváis
cual si a una negra bien negra
blanca le oyese llamar.
No Hojas nuevas, ramillete
de aliagas y zarzas sois,
yertas como mis penas,
fieras como mi dolor.
Sin olor ni lozanía,
bravas dañáis y herís...
¡Si en la gándara brotáis,
cómo no vais a ser así!

VI
¿Qué pasa a mi alrededor?
¿Qué me pasa que yo no sé?
Tengo miedo de una cosa
que vive y que no se ve.
Tengo miedo a la desgracia traidora
que viene, y que nunca se sabe dónde viene.

VII
Algunos dicen ¡mi tierra!
dicen otros ¡mi cariño!
y este, ¡mis recuerdos!
y aquel, ¡mis amigos!
Todos suspiran, todos,
por algún bien perdido.
Yo sólo no digo nada,
yo sólo nunca suspiro,
que mi cuerpo de tierra
y mi cansado espíritu,
donde quiera que yo vaya
va conmigo

A ORILLAS DEL SAR

I
A través del follaje perenne
que oír deja rumores extraños,
y entre un mar de ondulante verdura,
amorosa mansión de los pájaros,
desde mis ventanas veo
el templo que quise tanto.

El templo que tanto quise...,
pues no sé decir ya si le quiero,
que en el rudo vaivén que sin tregua
se agitan mis pensamientos,
dudo si el rencor adusto
vive unido al amor en mi pecho.

II
¡Otra vez!, tras la lucha que rinde
y la incertidumbre amarga
del viajero que errante no sabe
dónde dormirá mañana,
en sus lares primitivos
halla un breve descanso mi alma.

Algo tiene este blando reposo
de sombrío y de halagüeño,
cual lo tiene, en la noche callada,
de un ser amado el recuerdo,
que de negras traiciones y dichas
inmensas, nos habla a un tiempo.

Ya no lloro..., y no obstante, agobiado
y afligido mi espíritu, apenas
de su cárcel estrecha y sombría
osa dejar las tinieblas
para bañarse en las ondas
de luz que el espacio llenan.

Cual si en suelo extranjero me hallase,
tímida y hosca, contemplo
desde lejos los bosques y alturas
y los floridos senderos
donde en cada rincón me aguardaba
la esperanza sonriendo.

(fragmento de "A las orillas del Sar")


El viajero, rendido y cansado,
que ve del camino la línea escabrosa
que aún le resta que andar, anhelara,
deteniéndose al pie de la loma,
de repente quedar convertido
en pájaro o fuente,
en árbol o en roca.



AIRIÑOS, AIRIÑOS, AIRES

Airiños,airiños, aires,
Airiños da miña terra,
Airiños,airiños, aires,
Airiños levaime á ela.
sin ela vivir non podo,
Non podo vivir contenta,
Que á donde queira que vaia
Cróbeme unha sombra espesa.
Cróbeme unha espesa nube
Tan preñada de tormentas,
Tan de soidás preñada
Que a miña vida envenena.
Lervaime, levaime, airiños,
Como unha folliña seca,
Que seca tamén me puxo
A calentura que queima.
¡Ay! si non me levas pronto.
Airiños da miña terra,
Si non me levas, airiños,
Quisais xa non me conesan.
que á frebe que de min come
Vaime consumindo lenta,
E no meu corazonciño
Tamén traidora se ceiba
Fun outro tempo encarnada
Com´á color da sireixa,
son oxe descolorida
Como os cirios das egrexas,
Cal si unha meiga chuchona
A miña sangue bebera.
Voume quedando mouchiña
Como unha rosa que inverna.
Voume sin forzas quedando,
Voume quedando morena,
Cal unha mouriña moura,
illa de moura ralea.
Levaime, levaime, airiños,
Levaime a donde espera
Unha nai, que por min chora,
Un pai que sin min n´alenta,
Un hirman por quen daría
A sangue das miñas venas,
E un amoriño, á quen alma
e vida prometera.
Si pronto non me levades
¡Ay! morrerei de tristeza,
Soia, n´uha terra estraña
Dond´estraña me alomean,
Donde todo canto, miro,
Todo me diz ¡Estranxeira!
¡Ay! miña probe casiña!
¡Ay! miña vaca bermella.
Años que valás nos montes
Pombas qu´arrulás nas eiras,
Mozas que atruxás bailando
Redobre das castañetas,
Xas-corrás-chás das cunchiñas
Ruxe, ruxe das pandeiras.
Tambor do tamborileiro,
Gaitiña, gaita galega,
Xa non me alegras dicindo :
¡Muiñeira! ¡muiñeira!
¡Ay! quen fora paxariño
De leves añas lixeiras
¡Ay! con que prisa voara
Toliña de tan contenta,
Para cantar á alborada
nos campos da miña terra!
Agora mesmo partira,
Partira como unha frecha,
Sin medo as sombras da noite,
Sin medo a noite negra.
E que chovera ou ventara,
E que ventara ou chovera,
Voaría, voaría
Hasta que alcansase á vela.
Pero non son paxariño
e irei morrendo de pena,
Xá en lagrimas convertida,
Xá en suspiros desfeita.
Doces, galeguiños aires,
quitadoriños de penas
encantedores das augas
Amantes das arboredas,
Música das verdes canas,
Do millo das nosas veigas,
Alegres compañeiriños,
Run, run de todas as festas,
Levaime nas vosas alas
como unha folliña seca,
Non permitás que aquí morra,
Airiños da miña terra,
Qu´inda penso que de morta
Ei de sospirar por ela.
Ainda penso, airiños, aires,
Que dimpois de morta sea
E alo polo campo santo,
Dond´enerrada me teñan
Pases na calada noite
Rouxindo antr´a folla seca,
Ou murmurando medrosos
Antr´as brancas caliveras,
Inda dimpois de mortiña,
Airiños da miña terra,
Eivos de berrar ¡Airiños!
Airiños, levaime á ela!


AIRIÑOS, AIRIÑOS AIRES
(versión en castellano)

Airiños, airiños aires,
Airiños de mi tierra;
Airiños, airiños aires,
Airiños, levarme a ella.
Sin ella vivir no puedo,
No puedo vivir contenta;
Que adonde quiera que vaya
Cúbreme una sombra espesa.
Cúbreme una espesa nube
Tal preñada de tormentas,
Tal de soledad preñada,
Que mi vida envenena.
Levarme, levarme, airiños,
Como una hoja seca,
Que seca también me puso
La calentura que quema.
¡Ay!, si no me lleváis pronto,
Airiños de mi tierra:
Si no me lleváis, airiños,
Quizás ya no me conozcan;
Que la fiebre que de mi come,
Me va consumiendo lenta,
Y en mi corazoncito
También traidora se ceba.
Fui en otro tiempo encarnada
Como el color de la cereza;
Soy hoy descolorida
Como los cirios de las iglesias,
Cual si una bruja chupona
Mi sangre bebiera.
Voy me quedando marchita
Como una rosa que inverna:
Voy me sin fuerzas quedando,
Voy me quedando morena,
Cual una morita mora
Hija de mora ralea.
Llevadme, levadme, airiños,
Llevadme adonde me esperan
Una madre que por mi llora,
Un padre que sin mi no alienta,
Un hermano por quien daría
La sangre de mis venas,
Y un amorcito a quien alma
Y vida le prometiera.
Si pronto no me lleváis,
¡ay!, moriré de tristeza,
Sola en una tierra extraña,
Donde extraña me alumbran,
Donde todo cuanto miro
Todo me dice ¡extranjera!
¡Ay, mi pobre casita!
¡Ay, mi vaca rubia!
Corderos, que baláis en los montes,
Palomas, que arrulláis en las eras;
Mozos, que mareáis bailando,
Redoble de las castañuelas,
Xas-co-rras-chás de las conchas,
Xurre-xurre de las panderetas,
Tambor del tamborilero,
Gaitiña, gaita gallega:
Ya no me alegráis, diciendo
¡muiñeira!, ¡muiñeira!
¡Ay!, quién fuera pajarito
De leves alas ligeras!,
¡Ay, con qué prisa volara
Loca de tan contenta,
Para cantar la alborada
En los campos de mi tierra!
Ahora mismo partiera,
Partiera como una flecha,
Sin miedo a las sombras de la noche,
Sin miedo de la noche negra;
Y que lloviera o ventara,
Y que ventara o lloviera,
Volar y volaría
Hasta que alcanzas a verla.
Pero no soy pajarito
E iré muriendo de pena.
Ya en lágrimas convertida,
Ya en suspiros deshecha.
Dulces galleguiños aires
Quitadores de penas,
Encantadores de las aguas,
Amantes de las arboledas;
Música de las verdes cañas,
Del maíz de nuestras vegas;
Alegres compañeros,
Run-run de todas las fiestas,
Levadme en vuestras alas
Como una hoja seca.
Non permitáis que aquí muera,
Airiños de mi tierra,
Que aun pienso que de muerta
He de suspirar por ella:
Aun pienso, airiños, aires,
Que después que muerta sea,
Y allá por el camposanto,
Donde enterrada me tengan,
Paséis en la callada noche
Rugiendo entre la hoja seca,
O murmurando medrosos
Entre las blancas calaveras;
Aun después de muerta
Airiños de mi tierra,
Os he de gritar: ¡Airiños,
Airiños, llevadme a ella!

Ya duermen en su tumba las pasiones
el sueño de la nada;
¿es, pues, locura del doliente espíritu,
o gusano que llevo en mis entrañas?
Yo sólo sé que es un placer que duele,
que es un dolor que atormentado halaga,
llama que de la vida se alimenta,
mas sin la cual la vida se apagara.